lunes, 17 de noviembre de 2014

La Tortuga en el Poste

Hoy os voy a contar un cuento, para los que sepan entenderlo.



 

"Un joven está paseando por la plaza de un pueblo y decide tomar un descanso. 

Se sienta en un banco… al lado hay un señor de más edad y, naturalmente, comienzan a conversar sobre el país, el gobierno y finalmente sobre los políticos y similares.
El señor le dice al joven:
- ¿Sabe? Los políticos y demás son como una tortuga en un poste.


Después de un breve lapso, el joven responde:
- No comprendo bien la analogía… ¿Qué significa eso, señor?


Entonces, el hombre mayor le explica:
- Si vas caminando por el campo y ves una tortuga arriba de un poste de alambrado haciendo equilibrio ¿Qué se te ocurre ante lo que estas viendo?


Viendo la cara de incomprensión del joven, continúa con su explicación:
- Primero: No entenderás cómo llegó ahí.
- Segundo: No podrás creer que esté ahí.
- Tercero: Sabrás que no pudo haber subido sola ahí.

- Cuarto: Estarás seguro que no debería estar ahí.
- Quinto: Serás consciente que no va a hacer nada útil mientras esté ahí.
- Entonces lo único sensato sería ayudarla a bajar."


Y eso es exactamente lo que está pasando actualmente con los dirigentes de este España:
- Nadie entiende como han llegado a los puestos que ostentan (ministros, diputados, "asesores",...).
- Nadie puede creer que semejantes individuos pedan estar haber optenido el cargo que tienen.
- Es evidente que toda esa "casta" no ha llegado sóla hasta el pueto que están, que han tenido que tener amigos que los hayan puesto.
- Todo, TODOS estamos seguros que ninguno debería estar en el gobierno. TODOS.
- Y está muy claro que ninguno de ellos hará nada de utilidad estando en esos cargos.
 
 ¡¡En las próximas elecciones hagámoslo mejor, tratemos de que ningún animal se suba al poste!!

Saludos.
Papá Vader.

viernes, 7 de noviembre de 2014

Cobran, cobran y vuelven a cobrar,…



Hoy he tenido una situación bastante surrealista y absurda (por lo imaginario, irracional y sin el más mínimo sentido del caso) al ir a cobrar un cheque de 100,- € en La Caixa. Y digo el nombre porque es tan descarado lo que hace esta entidad, que es ya en si un insulto nombrarlos. Igual que llamar Político a alguien que sisa dinero de su empresa. Lo mismo.



Un cliente me da un talón de La Caixa por un servicio realizado, cuyo importe sube a escasos 100 euros (para ser exactos, 100,25 €), por lo que, ni corto ni perezoso, me encamino a la sucursal de la Caixa más cercana, una que he ido innumerables veces a hacer esto mismo.



Pero hoy, la cajera me hace una indicación curiosa.


- Caballero, debo informarle que para poder hacer efectivo este talón tengo que cobrarle 1’50 € por tratarse de una sucursal diferente a esta y 3,55 € si usted no es cliente de La Caixa.


- Perdone, pero no he entendido nada de lo que me está diciendo – mi primera reacción, después de la perplejidad de la situación.


- Le digo que debo cobrarle por hacer efectivo este talón, 1’50 € por tratarse de una sucursal diferente a esta y 3,55 € si usted no es cliente de La Caixa – vuelve a insistir la cajera.


- Pero, pero… esta operación en esta sucursal lo hago entre una y dos veces al mes - justo cuando me da el cliente un talón por los servicios realizados, de diferentes importes, nunca el mismo, y hoy no era el importe más bajo que he ido a cobrar en un talón – y nunca me han cobrado nada por hacer efectivo el talón. No lo entiendo.


- Caballero, le digo que para pagarle este talón, como no es de esta misma oficina, tengo que cobrarle 1,50 €, lo entiende – la mujer sigue en sus trece.


- Por supuesto que lo entiendo, pero no se a que viene esto ahora, si nunca me lo han cobrado – intento de buenas maneras hacer valer mis derechos.


- Caballero, veo que usted no se entera de nada - frase con ademanes de desprecio, y a partir de aquí la mujer empieza a faltar el respeto y a ponerse nerviosa – Le digo que para pagarle este talón, debo cobrarle la comisión de esta transacción, sí o sí. Porque… - se me queda mirando como el que valora el precio de un jarrón de porcelana de la tienda de los chinos - ¿usted no es cliente de La Caixa, verdad?


- No señora no, no lo soy.


- Entonces tenga muy en cuenta que tengo que cobrarle 3,55 € porque usted no es cliente de La Caixa.


La boca se me empieza a desencajar más de la cuenta y creo que me he quedado pálido de la absurdidad del impuesto revolucionario que me pretende cobrar la tipeja que hay detrás del mostrador.


- ¿Qué me va a cobrar 3,55 por no ser cliente de La Caixa? – acabo preguntando todo incrédulo yo – ¿No será que me cobraría eso si el talón es de otra entidad?.


- Caballero, si el talón fuese de otro banco, le cobraría más que esos 3,55 €.


… Francamente no se qué pensar de este intento de robo casi a mano armada.



Pero el tema no acaba aquí.



Porque dicho todo esto y sin darle yo la conformidad para cobrarme ¡3,55 €!, empieza a realizar la transacción…


- ¿QUÉ HACE? – le espeto rápidamente, en tono elevado, casi gritando.


- Pues… pagarle el talón, ¿que si no? – la mujer me contesta como si le importara bien poco si estoy de acuerdo o no en pagar ese importe.


En un movimiento rápido, le quito MI talón de sus manos, le digo un “buenos días “ (la educación no debe perderse en ningún momento) y salgo por la puerta, mientras oigo de fondo como la cajera va gritando:


- Oiga, que hace… oiga…, que no puede irse, oiga, OIGA!!!



En definitiva, he alucinado en colorines, como si me hubiese tomado una dosis de LSD.



Si La Caixa te cobra por gestionar tu dinero y hacerle ganar más dinero a ellos, te cobra por hacer transacciones con TU dinero y por pagar con él, lo que no entiendo es ¿Por qué TAMBIÉN cobra al proveedor de su cliente, por darle el dinero que NO ES de La Caixa, sino de su cliente, cuando ya le ha cobrado por lo mismo al titular de ese dinero?



Es cierto muy cierto que en España, “No hay suficiente pan para tanto chorizo”




(Gracias Quino)