viernes, 16 de marzo de 2012

Botchedpunk - Los Botched Jobs en el Steampunk.



Cuando yo empecé de pequeño con el maquetismo, era curioso ver lo chapuzas que éramos todos, hasta que caía una revista del hobby en nuestras manos. Esta acababa desgastada, con las hojas rotas, con los artículos que nos lo sabíamos casi de memoria y con los nombres de los articulistas o del maquetista como si lo veneráramos casi como si de un dios romano se tratase.

Esto era debido principalmente a que los pocos que se dedicaban a este hobby, lo trataban cual alquimia. No soltaban prenda de sus técnicas ni de los materiales utilizados (bueno…, algunos de los maquetistas actuales que escriben en ciertas revistas, en especial de Wargames extranjeros, creyendo que el lector es tonto, también lo hacen). Pero poco a poco, y gracias a la práctica, aquellas revistas acababan llenas de anotaciones en lápiz o boli, indicando los pasos intermedios que faltaban en el escrito, para poder realizar la maqueta o técnica en cuestión. En esa época se veían en las revistas maquetas, dioramas y alguna escenografía con unos acabados inmaculados (y no existía el Photoshop ni nada similar), por lo que poco a poco, los que empezamos hace ya unos 35 añitos, nos fuimos autopuliendo para poder terminar nuestras obras con acabados excelentes. Y todo a base de practicar, practicar, practicar. ¡Ah, sí! Y de hacer pruebas, pruebas y más pruebas.

También es evidente que habían algunos que por el simple hecho de ver a compañeros de escuela o instituto lo que hacían y tardábamos meses en hacer una pieza, se ponía y en cuestión de una semana lo tenía terminado, sólo por el simple hecho de poder decir “mira, ya lo tengo acabado y mucho antes que tu”. Me reservo el comentario del acabado de estos trabajos, que sólo diré que eran “demasiado poco” pulido y mal acabado, por hacerlo deprisa. Afortunadamente esta gente realizaba una o dos piezas como mucho y lo dejaban; normalmente lo dejaban diciendo “es demasiado fácil para mí” o “no tengo tiempo de hacer chiquilladas como esta”. Y en esta época ya empezábamos a llamarlos “cariñosamente” como “chapuzasman”.

Actualmente este tipo de trabajos pueden aprenderse a realizar de forma más certera, gracias a los miles de tutoriales que podemos encontrar en Internet explicando cómo poner el pincel, que pegamento usar, si se usa pintura al agua o con disolvente, si la lima a usar de de cola de ratón o de meda caña, si usar el pincel, el espray o el aerógrafo. Ahora el  realizar un trabajo mal acabado, una chapuza de forma mal dicha pero muy “cariñosamente”, ya no es por desconocimiento o por querer terminar rápido el trabajo. Actualmente tenemos pinturas acrílicas que en 5 minutos podemos volver a pintar encima; antes, con los esmaltes, cada color debías esperar entre 24 y 48 horas antes de aplicar la primera sombra o la  primera luz, es por eso que se tardaban semanas en hacer una maqueta, tenemos masillas que ya puedes lijarlas o limarlas en media hora como mucho, tenemos todo un mundo de información de cómo realizar este trabajo o aquella técnica, casi con una precisión milimétrica (gracias, a la Sra. Tecnología llamada Internet),…

Pero desgraciadamente todavía nos podemos ir encontrando gente que pasa de esto, no le importa como terminar sus trabajos y, lo más lamentable de todo, que encima lo cuelgan en internet como si de una gran proeza y heroísmo sumo se tratara, e incluso los ponen a la venta; eso sí, a precios de risa (que para mi siguen siendo caros). Muy posiblemente, por la forma de trabajar en la vida del ese maquetista, esa pieza sea una proeza suma, no lo discuto ni lo pongo en cuestión, pero… yo creo que se debería aspirar a algo más.

Cuando nos ponemos a realizar una maqueta, sea a escala 1:1 (un arma, por ejemplo), a escala 28mm para warhammer, a 20 ó 15mm para wargames o simplemente a escala H0 para maquetismo ferroviario, tenemos que tener el espíritu competitivo, pero el de competir contra nuestra anterior obra, no la competición de terminar antes, no, sólo el hacer las cosas bien (ni excelente, ni medianamente; simplemente: bien). Si el coche en miniatura que deseamos hacer tiene un color determinado con una franja perfecta pintada sobre la capota, se busca la manera de hacerla, bien por enmascaramiento (existen 2 ó 3 técnicas para ello, a lo poco que se me ocurran en este momento), o bien comprando o fabricando una calcomanía. Lo último que se espera es que el autor lo pinte a mano alzada, con un pincel grueso y de una única tirada, sin rectificar el recorrido y anchura de la franja; pero “de haberlos haylos”. Este mismo vehículo, se espera que tenga un acabado brillante, casi de cera de coche, pero lo último que se espera ver es un coche mate, con arañazos del propio pincel y con la pintura que ha manchado hasta las llantas de las ruedas. Pues de ejemplos así en Internet, se pueden encontrar más de uno (y de 100 también). A los que nos gustan las maquetas, no estamos en contra de que esta gente haga maquetas de forma dejada y sin miramientos, al contrario, que en cuanto más hagan, mejor para ellos; de lo que nos quejamos es que lo “expongan” como si fuesen piezas de ganador de concurso internacional y encima se regodeen de ello,  y lo peor es que, con ese tipo de obras en la mano, sin una pizca de humildad en su alma, encima se dediquen a criticar la obra de otros (sean mejores o peores, da igual) o, lo que es peor, que encima se atrevan a dar “clases” o crear tutoriales de cómo hacer las maquetas. No por favor, hacerlo en privado, enseñárselo a los amigos y, si tenéis la gran suerte, que alguien con más experiencia os diga lo que habéis hecho mal y como solventarlo para la próxima vez. Pero no, esta gente no sólo lo cuelgan así, a la brava en Internet (al final empiezo a pensar que lo hacen adrede para que nos siente mal la comida de hace un año, como mínimo), sino que cuando le comentan de forma instructiva como mejorar la pieza, se mosquean, se cabrean y empiezan a soltar insultos a doquier, cual mono babuino cuando tienen una pelea entre miembros del clan por una comida, después de días sin haber probado un miserable bocado. Tengo un amigo que a estos “gruñones y chapuceros” los llamó Botchedhammers, y francamente me parece muy acertada la definición.

En cuanto a cómo trabajan estos Botchedmen, es de lo más variopinto, desde utilizar alicates y martillos de carpintero, como herramientas de alta precisión, pasando por pegar con Super Glue 3 telas y unir cables eléctricos. Desde utilizar brochas del 20 para pintar detalles de casas, hasta utilizar la navaja de campo para eliminar esa rebaba delicada sobre un detalle. Todo vale con tal de terminar pronto. Usar herramientas es fundamental, pero por el mismo esfuerzo y casi por el mismo precio, podemos tener herramientas más adecuadas, como mini alicates de electricista, martillos de maquetista, taladros manuales, cuters… Estas pueden será adquiridas en su mayoría, en simples ferreterías o en tiendas de maquetismo, no costando más de 2 ó 4 € cada herramienta de las indicadas; sólo se debe preguntar al dependiente, que debería asesorarte gustosamente (ojo! Las tiendas del juego Warhammer, cuestan casi 5 veces más que en otra tienda. Ejemplo: Un taladro manual de GW, la mitad de metal, la mitad de plástico, a unos 13,- €, el mismo en una tienda de maquetismo 4,- € ¡y trae lo mismo – 6 brocas, 2 portabrocas intercambiables y, lo más importante, encima es todo de metal - ).

¿Os pensáis que el Botchedman sólo pertenece al Botchedhammer? Nooooo... Desgraciadamente también existe en el Steampunk.

Cuando te adentras en el mundo de las armas y artefactos del Steampunk, en especial cuando te adentras en Internet sobre este tema, te puedes encuentra con autenticas filigranas que no entiendes como es posible que haya gente con ese nivelazo en la faz de la tierra y, la foto justo que está al lado de esa, en la cual te preguntas casi exactamente lo mismo, de como es posible que haya gente con ese nivelucho en la faz de la tierra.

Los que hacen este tipo de trabajos, si es la primera vez que hacen un attrezzo para su disfraz, tienen todo el beneplácito y el derecho del mundo para que les salga así; se debe practicar y experimentar para poder aprender; nadie nacemos ensañados, por eso lo mejor es acercarse a una juguetería y comprar la pistola más barata que se encuentre y se le permite de todo, por supuesto. Pero el Botchedpunk experimentado, también irá a la misma juguetería más cercana a comprar la misma arma de niño, con una culata minúscula para la mano de un adulto, o conseguir el típico rifle de niño de 10 años, que un adulto de 24 años quiere adaptar para que “parezca de verdad”. ¿No entienden que el tamaño sí que importa? A veces creo que hay gente que no entienden que una persona adulta, hecha y derecha, vestida con sus mejores galas de Steampunk (que ya para gente de fuera parece un bicho raro disfrazado de carnaval), si encima se pone en sus manos adultas una pistolita con una culata minúscula, más parece ir disfrazado con la caricatura de un victoriano, que ir con el complemento de alguien que va vestido y no disfrazado de Steampunk.

Si además a esta pistola le sumamos el hecho que han añadido un par de engranajes, sin función alguna donde las ha colocado, con unas lucecitas cual mini árbol de navidad portátil fuera de temporada, que ha enganchado un par de “trastos” que ni el autor sabe para que podrían servir y que las ha puesto ahí “porque quedan molonas”, si a todo ello le sumamos que todo, TODO lo ha repintado de un color que él lo llama bronce (que más suele parecerse a oro viejo, latón o, incluso en algunos casos, cobre), que lo oxida con tonos marrones (el dipearlo con betún de Judea, que no falte, por favor) o incluso naranjas (cielos!!!, me olvidaba decir que el óxido del bronce es el verde…), si además le sumamos que ha sido pintado con pincel de pintor (de los pintores de “Manolo y Manolo, S.L.”) , o en el peor de los casos con un pincel de los de oleo, pero del 10 o del 12, es entonces cuando podemos contar las veces que el “artista” ha pasado la brocha (si, a eso no se le llama pincel, se le llama brocha), ya que se pueden contar sin ningún error de dudas las líneas que se ven de cada una de las pasadas y repasadas.

Y una vez terminada, habiendo pintado TODA la pistola de Bronce/Cobre/Latón, es cuando el observador de la fotografía se percata que las rebabas del molde de la pistola no han sido eliminadas (un momento… ¿y la lima de madera del quince que había en una de las fotos, al lado de la pistola antes de pintarla, para que era?) y los agujeros de los tornillos no han sido tapadas (¿Y la masilla? A si, para hacer bonito en la foto), estropeando aun más todo el trabajo realizado (más si cabe, claro). Esto encima lo cuelguen en internet y ponen como título “Raygun Steampunk”, y lo venden a 20 eurazos y, claro, el que no sabe nada de la parte estética de este movimiento, se piensa que son otros Cosplayers de 12 – 14 años que están haciendo sus pinitos con esto. Querido observador, ¿no se ha dado cuenta que el “artista” tiene más de 24 tacos?

Pues bien, mis queridos contertulios, como últimamente se le ponen nombres MMMpunk a todo lo que nos rodea, porque ser algo “punk” está de moda, esto es lo que llevo un tiempo autodenominando Botchedpunk.

A todo el que empieza en la creación de attrezzo para el Steampunk decirle que no se corte, háganlas, nadie se las prohíbe, es más, quien más y quien menos las hemos hecho en nuestros tiempos mozos al inicio del hobby (nadie nos hemos salvado, ¡de verdad de la buena!). Debemos aprender con la práctica. Se hacen, se experimenta, y se entierran, se guardan o destruyen. Cuélguenlas por internet y acepten las críticas y opiniones de otros que saben más y lo suelen demostrar con obras de un nivel, aunque sea algo superior.

Pero los “Botchedpunk” repetitivos, por favor, dejen de colgar esas muchas pistolas con la misma calidad, anunciándolas como lo mejor del mundo… Se debe recordar que aunque parezca mentira hay cosas llamadas “Decoro”, “Seriedad” y “Vergüenza Ajena”, y es lo que sentimos muchos de los que entendemos un poco, aunque no sea de maquetismo y sólo de “Buen Gusto” (si, también hay quien sabe de eso), cuando vemos esto colgado de algún blog o foro de internet con el título de Steampunk. Y sobre todo, no intenten venderlas, ya que el comprador pensará que todos en el Steampunk somos igual de “Botchedpunk”.

Papá Vader.

(“Remember to the man of the Blue Pistols”).